La interna en Boca no deja de explotar en cada lugar, en cada rincón del equipo y de la institución, pero tras el Mundial de Clubes, a los problemas que ya existen -desde los resultados hasta el juego- se suma otra bomba conflictiva.

Se suele decir que el ámbito del fútbol es pequeño, y así es como en este Boca enajenado por la criticada Comisión de Fútbol en la entidad, la llegada de una figura como Miguel Russo atenta contra los intereses de los integrantes, léase Cascini, Serna y el hermano de Riquelme, Cristian.

Hace años se sabe que Russo, por medio de su representante, se queda con comisiones de jugadores de fútbol que lleva a los clubes en los cuales dirige, y ninguno fue una excepción.

La Comisión de Fútbol de Boca teme que la llegada del entrenador los deje afuera del negocio de jugadores, porque Juan Román Riquelme dio potestad absoluta al técnico para limpiar el plantel.

Algunos directivos del club dan cuenta que esta llegada de Russo es justamente una patada por elevación a sus amigos de la comisión por haber sido responsables de la llegada de varios jugadores que jugaron casi nada.

Claro, el diezmo (que es más que eso) que recibe el entrenador no deja margen para jugar con los números y de esa forma permitir a los integrantes de la Comisión de Fútbol de quedarse con alguna tajada.

Se viene un gran problema, más interno aún que una simple limpieza de jugadores, negocio del cual también se está encargando la comisión, ya que están buscando clubes para los más de 13 jugadores que se irán de Boca.