River Plate exhibió una versión revitalizada y contundente al golear 4-0 a Instituto en Córdoba, en un partido que marcó el inicio de la “reoxigenación” que Marcelo Gallardo había proyectado para su equipo.

En un encuentro trabado y áspero, el Millonario supo pelear cuando fue necesario, raspando al mismo nivel de intensidad que un combativo Instituto, pero también desplegó su jerarquía para manejar los tiempos y abrir el partido con inteligencia.

Los jóvenes Santiago Lencina, con dos goles, y Juan Cruz Meza, junto a un inspirado Maxi Salas, fueron las figuras de una noche que consolidó la idea de un River fresco, con otra energía y circuitos de juego que empiezan a ilusionar a sus hinchas. 

El partido se destrabó gracias a la presión alta y la calidad individual de los dirigidos por Gallardo. Salas, clave en la recuperación y en la generación de juego, asistió a Lencina en el 2-0 con un control exquisito y luego lo habilitó para el 3-0, rompiendo el esquema de Instituto.

La expulsión de Francis Mac Allister en el segundo tiempo facilitó la tarea de River, que selló la goleada con un zurdazo de Galoppo.

La solidez de Lucas Martínez Quarta y Marcos Acuña en los momentos más intensos del encuentro fue fundamental para sostener al equipo cuando el trámite estaba equilibrado, permitiendo que los juveniles brillaran en la definición. 

Esta victoria, la segunda consecutiva tras el triunfo ante Platense, no solo suma puntos clave en la tabla anual, sino que inyecta confianza en un plantel que comienza a tomar forma de cara a un semestre exigente, con la Copa Libertadores en el horizonte.

A pesar de las ausencias de Portillo, Galarza y la espera por Juanfer Quintero, River mostró una identidad renovada, con un Lencina que promete ser una revelación y un Salas que se consolida como la pieza que le faltaba al equipo.

El desafío ahora será mantener este nivel ante rivales de mayor peso, como el posible cruce con Palmeiras, pero el CARP ya dio un paso firme hacia adelante en su reconstrucción.