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El Gobierno vuelve a emitir deuda en dólares bajo ley local después de ocho años

Argentina lanza un nuevo bono en dólares al 2029 y busca marcar el rumbo de su financiamiento

La agenda financiera argentina sumó una señal de impacto sobre el cierre de la semana con la primera emisión en el mercado en moneda local de un instrumento de moneda dura desde hace ocho años. El ministro de Economía, Luis Caputo, anunció una nueva licitación de un bono en dólares bajo ley argentina con vencimiento en noviembre de 2029.

Según detalló el Ministerio en un comunicado oficial, el título tendrá como objetivo refinanciar vencimientos de capital e intereses de los Bonares AL29 y AL30. La nueva deuda pagará un cupón anual del 6,5%, con intereses semestrales, y contará con una estructura “bullet”, es decir, con amortización total al momento del vencimiento.

La información oficial llegó acompañada por las primeras lecturas de los analistas del sector privado, quienes ya buscan definir el posible “precio de corte” y las implicancias de la operación para el mercado financiero argentino. Tras el anuncio, los bonos soberanos registraron ligeros avances y el índice de riesgo país retrocedió siete unidades, hasta cerrar en 627 puntos básicos.

El punto central de atención para los inversores se ubica en la tasa interna de retorno (TIR) esperada para la nueva emisión. El consenso del mercado identifica dos curvas clave de referencia: la de los Bonares bajo legislación local y la de los Globales regidos por ley extranjera.

En este sentido, Emilio Botto, jefe de estrategia de Mills Capital Group, destacó que la mirada de los inversores está puesta en “la tasa de corte que el Gobierno logre colocar para este nuevo instrumento denominado en dólares”. Según el analista, “las declaraciones del ministro Caputo sugieren que la gestión buscará reflejar la reciente compresión del riesgo país, apuntando a un costo de financiamiento que consideran más justo que el actual”. El objetivo no oficial sería mantener un Spread Over Treasury (SOT) cercano a los 550 puntos básicos para consolidar un precedente favorable en futuras emisiones.

Botto señaló que, si se alcanza ese objetivo y se consideran las tasas del Tesoro estadounidense para el plazo del bono, la tasa efectiva anual (TEA) podría ubicarse alrededor del 8,8%. En un escenario más conservador, con un SOT de 650 puntos básicos, el rendimiento se acercaría al 9,8%. Para el especialista, “un resultado razonable y exitoso para el Gobierno sería colocar la deuda a una tasa efectiva cercana al 9%”, con especial atención al nivel de sobresuscripción, un indicador clave para medir la confianza del mercado.

 

Las primeras estimaciones ubican el rendimiento potencial de los nuevos bonos en niveles de dos dígitos, aunque los movimientos del mercado en los días previos a la licitación del 10 de diciembre, junto con la ventaja para inversores extranjeros que genera la diferencia entre el dólar MEP y el dólar “cable”, podrían llevar la tasa teórica a niveles de un solo dígito.

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