La vicepresidenta Victoria Villarruel rompió definitivamente con el presidente Javier Milei, en una serie de mensajes publicados en Instagram durante la madrugada del sábado, donde respondió una a una las acusaciones de "traición" que le llovieron tras habilitar, como presidenta del Senado, una sesión que resultó en un duro revés para el oficialismo.

La sesión en cuestión —impulsada por la oposición— aprobó una suba en las jubilaciones y partidas para las provincias, medidas que aumentan el gasto fiscal y chocan con la bandera principal del Gobierno: el superávit. La Casa Rosada culpó a Villarruel por no haber bloqueado el tratamiento. La vicepresidenta, en respuesta, acusó a Milei de cinismo y sugirió que, si de ahorrar se trata, el presidente debería “recortar en viajes y en la SIDE”.

"Si hay equilibrio, entonces asistir a los más desprotegidos no debiera ser tan terrible", contestó a un usuario. "El tema es que un jubilado no puede esperar y una discapacitada, menos. Que ahorre en viajes y en la SIDE y listo".

Las palabras de Villarruel rompieron un silencio tenso que duraba desde diciembre. La relación entre ambos estaba rota desde el inicio de la gestión, cuando Milei la dejó fuera del reparto de poder, ignorando su pretensión de controlar las áreas de Seguridad y Defensa. Desde entonces, la vice se refugió en el Senado y fue marginada del círculo íntimo, dominado por Karina Milei, hermana del presidente, con quien mantiene una relación particularmente hostil.

Los ataques de Villarruel continuaron: acusó a Milei de no tener educación, de estar aislado del pueblo y de actuar como un niño. También recordó el desplante público que sufrió el 25 de mayo, cuando el presidente le negó el saludo en un acto oficial en la Catedral Metropolitana. “Hacele el reclamo a él, que yo la educación no la pierdo nunca”, escribió.

A otro usuario que la tildó de parte de “la casta”, la vice replicó con dureza: “¿En serio yo me corrompo viviendo en mi departamento y de mi sueldo? ¿O se corrompe más quien viaja por el mundo, mete familiares, vive en un palacio y no sale de ahí para ver cómo lo pasa la sociedad?”

Finalmente, dejó una advertencia con tono amenazante: “Yo razono con rectitud. Si fuera desleal hace rato que estoy haciendo merengue con lo que veo”.

El quiebre se vuelve aún más sensible en un Gobierno en minoría parlamentaria y dependiente de equilibrios precarios. El oficialismo ya no puede contar con la vicepresidenta como aliada institucional. El conflicto, que ya es personal, ahora escala a niveles de crisis política abierta.