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Cruce sin filtro

Aguilera fulmina a Ghi: "Morón es un colador y vos sos el responsable"

Tras lograr por unanimidad un pedido de informes sobre las denuncias de violencia de género contra el secretario de Legal y Técnica, Hernán Sabbatella, el concejal villarruelista Ariel Aguilera redobló la apuesta.

Después de haber obtenido el pasado jueves 13 de noviembre una aprobación por unanimidad en el Concejo Deliberante a su proyecto de resolución (que exige al Departamento Ejecutivo Municipal detallar en los próximos días el manejo administrativo dado a las denuncias de violencia de género contra el secretario de Legal y Técnica y mano derecha del intendente, Hernán Sabbatella), el concejal villarruelista Ariel Aguilera, del bloque Todo por Argentina, decidió redoblar su apuesta política.

Horas más tarde, utilizó su cuenta de Instagram para desafiar abiertamente al jefe comunal y proponerle un debate “mano a mano”, elevando así el tono de la confrontación pública.

En dicha publicación, el concejal Aguilera escribió: “Subite al ring, Lucas Ghi. Poné lugar, fecha y horario y te doy debate. No me durás ni 5 minutos. No tenés respuestas para el pueblo de Morón. Animate a un mano a mano”.

Consultado Aguilera por este medio sobre su posteo, sostiene que el intendente se burla de los moronenses, además de estar solo, sin militancia, territorialidad y naufragando en la gestión.

Sus actos públicos demuestran su debilidad política: se presenta en eventos por los aniversarios de las localidades del distrito, organiza bicicleteadas y maratones (esto último de propio interés personal del intendente), pero la sociedad de Morón demanda seguridad, asfalto, luminarias, higiene pública y planificación, todo lo cual no parece ni por asomo estar en la agenda de Ghi.

Continúa afirmando el concejal Aguilera que la gestión de Lucas Ghi es una de las peores de la historia de Morón. Con solo transitar sus calles, uno se da cuenta de que las localidades que integran el Partido están abandonadas y a la deriva.

Si recorrés Villa Sarmiento parece una ciudad fantasma: sus habitantes viven encerrados en sus casas con mucho miedo y, cada vez que salen, deben tomar todo tipo de recaudos insólitos para evitar ser sorprendidos por ladrones.

Un vecino me invitó hace un tiempo, mientras recorría la zona, a pasar a su domicilio, y realmente me quedé sorprendido al ver que contaba con un verdadero centro de monitoreo debajo de su televisor: desde ahí podía observar no solo el entorno de su vivienda sino la calle.

Así se vive en casi todo el distrito: los ciudadanos enrejados, con alarmas, cámaras y cercos eléctricos perimetrales, mientras los ladrones entran y salen del territorio de Morón como se les antoja: es un colador.

Las que sí suman para Ghi son las fotomultas, cuyo resultado de la auditoría al Juzgado Administrativo de Infracciones de Tránsito municipal, conducido por Gustavo Báez, se desconoce. En este caso, las dudas se centran en la eficiencia y transparencia del juzgado, señalado por autoridades provinciales como el que acumula la mayor cantidad de absoluciones a infractores en todo el territorio bonaerense.

Por otra parte, Aguilera aclaró que la gestión del nuevo secretario de Seguridad Ciudadana, Damián Cardoso, barrió bien, como toda escoba nueva, durante un tiempo limitado, básicamente mostrando más presencia policial preventiva.

Pero al cumplirse ya diez meses de su gestión, se desinfló y no se verifican avances de calidad en la lucha contra el delito: son todos parches y humo el que vende y que la población ya no compra.

Las comisarías de Morón (no en todos los casos, pero en su mayoría) atienden mal a los vecinos que intentan presentar sus denuncias; el 911 no llega jamás y, ante una emergencia, hay que insistir, lo cual expone la vida de los ciudadanos.

El Centro de Operaciones y Monitoreo de Haedo no fue ampliado en cantidad de cámaras y los barrios periféricos están a la deriva. No hay respuestas sobre el rol que cumple la Central de Operaciones y Emergencias en Morón Sur, que es un container en el que no se sabe qué actividades preventivas se realizan, si es que las hay.

Las postas policiales no funcionan: nunca se ve personal policial parado; las pocas veces que se los ve, están sentados en el interior usando sus celulares, por lo que pueden estar robando a metros sin que se enteren.

En la nocturnidad los móviles policiales están ausentes: no hay controles de personas circulando de a dos en moto, no hay control de vehículos con patentes adulteradas u ocultas.

Se creó una “Guardia Urbana” compuesta por civiles sin armas y con escasa capacitación, que no está apta para hacer absolutamente nada frente a un suceso delictivo, porque en realidad lo único que pueden hacer es pedir por teléfono móvil la presencia policial, y eso es, en definitiva, lo mismo que haría cualquier ciudadano frente a un hecho delictivo consumado.

Se ha incrementado el gasto estatal en el área de seguridad para ser aplicado a medidas inservibles, como también lo son los “Centros de Monitoreo Descentralizados” ubicados en plazas del Partido, que solo tienen capacidad para monitorear algunas cuadras a la redonda. Nada trascendente ni clave en el marco de un supuesto “Plan Maestro de Seguridad”, como lo define Cardoso.

Es deplorable y cobarde que ni el intendente ni el secretario de Seguridad se presenten a explicar frente a los concejales en el recinto del Concejo Deliberante cuál es la estrategia o planificación en seguridad.

El pueblo necesita saber, y ellos, como empleados de los moronenses, tienen el deber de brindar todas las explicaciones que les requieran sus representantes (los concejales). Resisten la interpelación porque saben que habrá preguntas incómodas y al hueso que no tienen ni tendrán respuesta.

Tanto el oficialismo (luquismo) como el oficialismo opositor (Nuevo Encuentro y Frente Renovador) se niegan a tratar la interpelación en seguridad al intendente.

Por el momento, está blindado en cuanto a los votos en el Concejo Deliberante, lo que demuestra la vara injusta y acomodaticia de los integrantes de Unión por la Patria, quienes el pasado 13 de noviembre votaron por unanimidad (incluso los propios ediles luquistas) un proyecto de resolución contra la violencia de género (que durante años no presentaron), pero que se niegan a empatizar con los muertos y heridos por los delitos y sus familias.

Es innegable que el intendente es un garantista de tinte zaffaronista, al igual que el gobernador Axel Kicillof, con quien Lucas Ghi se encuentra alineado, por lo que la subejecución de partidas para el área de seguridad y la liberación de zonas sin patrullaje es una planificación en función de esa línea de pensamiento.

Para Lucas Ghi, la seguridad es una “demanda de la comunidad”, no una obligación inherente, fundamental e indeclinable del Estado Municipal.

Es alarmante ver la cantidad de hojas del Boletín Oficial que ocupa la estructura orgánica municipal, cuyos cargos son llenados por militantes con “sueldos miserables”.

No hay políticas destinadas a la preservación del Hospital Municipal y sus salas descentralizadas, cuyos establecimientos se encuentran en un verdadero estado deplorable y casi inhumano para la atención médica, existiendo amplias probabilidades de contraer alguna bacteria intrahospitalaria mientras se recibe atención.

No hay baños aptos, no hay elementos de seguridad (matafuegos, mangueras, señalización de salidas de emergencia), no hay sillas de ruedas, no hay camillas; las bolsas con elementos cortopunzantes y desechos patológicos están a la vista y al alcance de los pacientes, repartidas por los pasillos.

Predomina la falta de higiene, la destrucción de techos, instalaciones eléctricas y humedad. La gente debe aguardar turnos (al modo arcaico con papelitos), haciendo filas desde las cinco de la mañana y manteniendo la espera parada a la intemperie hasta las ocho, cuando recién comienzan a entregarse los ansiados turnos, y en el que muchos no lo consiguen.

Hace muy pocos días, el Hospital de Morón anunció que se suspendían las atenciones por falta de insumos, lo cual habla a las claras de la falencia en la administración de los recursos públicos por parte del intendente.

Lo mismo ocurre con las escuelas del distrito, que cuentan con escasos recursos para ser remodeladas, ampliadas o simplemente contar con los elementos necesarios para que los alumnos tengan una estadía normal durante el período escolar: pupitres en condiciones, aulas sin humedad y pintadas, estufas para la época invernal y mantenimiento de ambiente fresco con aires acondicionados para la época de fin de año.

Los espacios públicos verdes rebalsan de basura y falta de mantenimiento. No hay adecuado tratamiento para la recolección de residuos, existiendo basurales diseminados por todo el Partido.

Los vecinos llegan al hartazgo al presentar reclamos ante las Unidades de Gestión Comunitaria (UGC), que nunca son atendidos. Las UGC también son cuevas militantes: verdaderos símbolos de la burocracia, inoperancia y clientelismo estatal.

Quien no conoce Morón y lo transita puede cruzarse con un bache que le rompa el tren delantero del vehículo y, aun estando en pleno siglo 21, hay vecinos que deben convivir con el barro y las inundaciones por la falta de asfalto en sus calles.

El panorama es desolador y parece no tener posibilidad de encarrilarse. La denominada “caza de brujas” que hizo Lucas Ghi de los dirigentes que respondían a Martín Sabbatella ha generado un ambiente de hostilidad, denuncias cruzadas y enfrentamientos que tornan ingobernable al Municipio.

Es por eso que el concejal Aguilera levanta la bandera que otros no se animan: no le escapa a ningún desafío ni discusión cuando se trata de hacer cumplir las prestaciones que el Municipio debe devolverle a los ciudadanos que tributan, menos aún cuando se trata de exponer a los políticos y sus mentiras.

Aguilera ya se subió al ring y va por el premio mayor: desafiar y confrontar con el propio intendente para que explique a qué dedica su tiempo al frente del Ejecutivo Municipal, o lo que es más claro: ¿qué hace por Morón?

Habrá que ver si el jefe comunal toma en serio el desafío planteado o prefiere jugar a la defensa, ninguneando al edil, porque de aceptar tendrá que estar preparado para recibir las más duras críticas a su gestión, y las respuestas serán decisivas. Si acepta el desafío, tendrá que ganarlo, porque en caso de perder quedará expuesto a una debilidad insalvable y de la que no tendrá retorno personal ni político.

Aguilera tiró la moneda al aire y eso no es poca cosa en un Municipio en el que, como afirmó en la última sesión, “las serpientes rastreras no se le animan al intendente para cuidar sus carguitos y privilegios”, en clara alusión a los integrantes del fracturado bloque de Unión por la Patria.

Aguilera y su bloque Todo por Argentina están siempre dispuestos a dar la batalla por la que los moronenses confiaron su voto en 2023 a la fórmula presidencial Milei - Villarruel. A pesar de ser un outsider, en estos dos años de gestión entendió que para ganar el juego, hay que exponerse, jugarse entero y apostar fuerte. No hay lugar para los tibios en la batalla cultural contra el kirchnerismo que representa Lucas Ghi.

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