Josué David Hernández, un boxeador mexicano de 20 años considerado una de las grandes promesas del pugilismo de su país, fue asesinado brutalmente con un machete la noche del martes 2 de diciembre en su casa de San Luis Potosí.

El joven se encontraba con sus cuatro hermanas cuando un atacante ingresó al domicilio y agredió a una de ellas; Josué intervino para protegerla y recibió múltiples machetazos que le provocaron la muerte en el lugar.

Los servicios de emergencia llegaron al sitio, pero solo pudieron confirmar su fallecimiento, mientras el agresor logró huir y permanece prófugo. Hernández había iniciado su camino en el boxeo a los 15 años y ya destacaba en el ámbito amateur: conquistó varios títulos estatales, participó en exhibiciones y trabajaba como sparring de peleadores profesionales de élite.

Estaba ultimando los preparativos para su debut rentado, programado para inicios de 2026, y era visto como un talento con futuro brillante en una de las cunas más fértiles del boxeo mundial.

La noticia conmocionó al ambiente pugilístico mexicano. Su entrenador, el excandidato mundial Titán Rodríguez, lo despidió con profundo dolor: “Mi amigo, mi hermano… tantos sueños por cumplir”. Las autoridades de San Luis Potosí investigan el móvil y las circunstancias del crimen, mientras la comunidad del boxeo lamenta la trágica pérdida de un joven que murió defendiendo a su familia.