 
                                                            Política | Ayer
Sospechas en aumento
Bariloche en alerta: un operador con pasado criminal se mueve con poder dentro del Municipio
El individuo no figura en nóminas oficiales, pero usa vehículos del Estado y asiste a reuniones de gabinete con aval político del intendente.
 
                                    En San Carlos de Bariloche el clima político se caldea y la desconfianza ciudadana crece. El intendente Walter Cortés se encuentra en el centro de una tormenta luego de que se confirmara la presencia de un asesor “en las sombras” dentro del Municipio: un hombre con antecedentes graves, señalado por haber sido engranaje en maniobras vinculadas al narcotráfico.
El asesor en cuestión se mueve como si fuera funcionario de alto rango, utiliza vehículo oficial, participa de reuniones internas y circula con acceso privilegiado en despachos municipales. Sin embargo, no figura en ninguna nómina de empleados. No tiene designación. No tiene cargo. No tiene legajo. Es, literalmente, un fantasma con poder real.
Lo más grave: su historial judicial y su paso por operaciones de lavado de activos son conocidos. Nada impidió que ingresara al corazón mismo de la gestión municipal, bajo la protección directa del intendente. La situación indigna a empleados, vecinos y dirigentes que observan cómo se normalizan vínculos peligrosos en la conducción pública.
En pasillos del Palacio Municipal nadie se anima a hablar demasiado. El temor es evidente. “Todos saben quién es, pero nadie lo nombra”, deslizó un funcionario que pidió no quedar expuesto. La presencia de este asesor fantasma no sólo enciende alarmas políticas, sino que abre preguntas sobre posibles redes de protección e intereses que van mucho más allá del ámbito local.
Mientras tanto, Cortés calla. No explica, no aclara, no desmiente. Mantiene su aparato alineado y apuesta a que el escándalo se diluya con el tiempo.
Sin embargo, el impacto ya está instalado. Bariloche, ciudad turística por excelencia, hoy se ve envuelta en rumores, sospechas y un olor a trampa que no deja de crecer.
La pregunta ya no es si el intendente sabía. La pregunta es otra, mucho más inquietante: ¿Por qué lo protege?
 
                                                            
 
                                             
                                             
                                                             
                                                             
                                                             
                                                             
                                                             
                                                             
                                                             
                                                             
                 
             
             
             
             
                 
                