Política | Ayer

Escalada de violencia

El instituto Pablo Nogués fue escenario de una toma sin precedentes

La revuelta se extendió a varios módulos y puso en jaque a las autoridades provinciales.

El martes 9 de julio por la tarde y hasta la madrugada del miércoles, se desató el motín más grande del que se tenga registro en la historia reciente de los institutos de menores de la provincia. Ocurrió en el instituto cerrado de Pablo Nogués, bajo la órbita del Organismo Provincial de la Niñez y Adolescencia (OPNyA), en Malvinas Argentinas.

Según Realpolitik, la revuelta comenzó en el módulo 4 y se extendió al 2, dejando a la mitad del centro bajo control de los internos.

Dos trabajadores fueron brutalmente golpeados y casi tomados como rehenes: Emanuel Núñez y Oscar Pedreira. Durante la noche, los empleados lograron enviar un mensaje de auxilio a colegas de otros dispositivos pidiendo presencia urgente. Para Realpolitik, el colapso del sistema fue evidente desde ese instante.

La tensión escaló con un intento de toma del módulo 1, que pudo haberse traducido en la pérdida total del control.

A las 23:00, autoridades del ministerio conducido por Andrés Larroque y del poder judicial ya se encontraban en el lugar, pero no lograron descomprimir la situación. “No acceden a ningún tipo de acuerdo”, advirtió uno de los funcionarios judiciales presentes, lo que abrió paso al posible ingreso de fuerzas federales.

Recién alrededor de las 7:00 del jueves el centro fue normalizado. Durante el tramo final del motín, otro trabajador fue herido: Federico Hess, jefe de departamento, quien fue reasignado a un rol de contacto directo sin experiencia en campo, lo que reaviva cuestionamientos sobre la organización interna.

Además, según Realpolitik, se reportaron robos de teléfonos celulares y pertenencias personales a varios empleados.

Desde el gremio STANDAYM, el secretario de Minoridad Pablo Lenz fue categórico: “Esto es un fracaso total del nuevo sistema horario”, y cuestionó el régimen de turnos de 12x36 horas como detonante del desgaste psicológico de los trabajadores.

En diálogo con Realpolitik, aseguró que seguirán exigiendo cambios en el ministerio, en tribunales y en la gobernación: “No podemos callar y ser cómplices de semejante barbaridad”.

El hecho volvió a poner en tela de juicio el modelo de gestión del OPNyA desde su relanzamiento. Un trabajador con más de 20 años en el sistema sentenció: “Si la Justicia hiciera una pericia psicológica a los trabajadores de Nogués, los resultados serían alarmantes. Lo sé por experiencia”.

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